viernes, agosto 4

Querido diario:

Te tengo un poco abandonado, es que cuando tengo un rato para navegar por internet, y me pongo a leer otros blogs, descubro tantas cosas lindas y me pierdo leyendo, además de confirmar que lo que yo siento y pienso lo dicen mucho mejor otras personas (Verónica, Turca, Valeria, Mexxe). Como todavía no sé linkear, procederé a copiar oportunamente algunas frases que me impactaron.
El niño está terrible, con sus casi 20 meses, se pone caprichoso y llorón si no le doy lo que pide.
Ayer peleamos bastante y quedé llena de culpa, me enojé mucho porque yo tenía cosas que hacer en la casa y el monito encima mío tratando de hacer lo mismo o pidiendome teta (lo que me inmoviliza por un rato) o bien gritándome "mamá" -con insistencia- para que me ponga a jugar con él. Ay, quedé agotada. Lo adoro pero por momentos se me termina la paciencia. Llegó el momento que todos vaticinaron, de "ponerle límites".
Que bolazo: es la fuerza de los acontecimientos la que puso límites. No coincido con la verborrágica educación que me dieron a mí (y a mi generación) y toda su ideología.
A Santino no "hay que enseñarle" nada, hay que estar ahí y ayudarlo para que aprenda.
El es un ser destinado a aprender, naturalmente curioso, inquieto, sano.
Yo no soy un ser superior que tiene pautas inconmovibles, simplemente soy el adulto. Y tampoco le tengo miedo, como dijera Barylko (que viejo boludo).
Como adulta con capacidad de autocrítica que soy, estoy tranquila, aunque a veces la crónica de nuestra vida cotidiana tenga algun episodio de gritos y enojos como ocurre en todas las historias sabrosas.

9 comentarios:

Vivi Briongos dijo...

Nena, no sientas culpa. A todas se nos acaba en algún momento la paciencia, somos humanas! Vos seguí haciendo lo que te dicta tu corazón, que tan mal no te va, no???

Estoy de vuelta!!!!
Besosssssss.

m dijo...

Totalmente de acuerdo.
Me pasa muchas veces que basta con la realidad misma para limitar transgresiones. Ellos mismos aprenden a reflexionar sobre lo que hace y sus consecuencias.
El límite exógeno vale que llegue cuando corre peligro él mismo u otra persona, o la integridad de algún objeto preciado.
Generalmente cuando los chicos se ponen demandantes o se mandan "macanas" es porque algo anda mal. O están cansados, o estamos mal nosotros y se genera un clima tenso. Se sienten descontenidos.
De lo contrario la puesta de límites se constituye en lucha de caprichos nada más.

Elenilla dijo...

No te preocupes, es normal perder la paciencia con ellos a veces. Tambien les sirve para aprender hasta donde pueden llegar. Ademas parecen tener un sexto sentido para averigur que tienes un mal dia y portarse peor.
Paciencia!!!

JENNY dijo...

Es mi primera visita y me encuentro con una madre agotada y un niño emcantador! Reconozco ser una madre sin paciencia... y Diosito me manda tres angelitos para ponerme a prueba, qué cositas no?? Admiro a las madres comprensivas y didactas, ahora lo intento con mi bebita de 8 meses, pero para alguien que había trabajado toda la vida, no ha sido fácil cambiar las costumbres!
Y si a veces gritamos y nos enojamos, nuestros hijos nos perdonan y saben que pronto mamá volverá a darles muchos besos, clamemos un poco de PACIENCIA, cuando estemos al límite!!!!

La-Roc dijo...

Calma y paciencia, muuuuuuuucha paciencia.

JIJIJIJJI....

Saluditos desde el Caribe

el flaquito dijo...

Hola...permiso...
Me siento medio raro comentando aqui entre mujeres que comparten experiencias de vida y de crianzas de niños.
Si bien, soy hombre, creo de cualquier manera que tengo algo de experiencia en el tema. De chico debi ayudar a mi hermana con sus dos primeras hijas; luego vinieron mis dos hijos, luego dos ahijadas (ya grandes), luego mis tres nietos y ahora una nueva ahijada que ha cumplido 2 años.
En cada etapa la experiencia fue distinta, y por suerte acumulativa.
Con mis nietos fue ampliamente enriquecedora, pues aprendi que los limites se marcan desde una relacion de respeto fundada en la educacion. Toda esa experiencia la he volcado con mi ahijada con la que comparto muchisimas horas al dia y me he afianzado en mis convicciones. El niño adquiere los limites desde una enseñanza interactiva con quienes comparte su vida. Nunca despreciemos el juego como oportunidad de aprendizaje. Es alli, justamente en lo ludico donde el niño se apropia de limites y las claves para vivir en sociedad sin dejar de ser el pero respetando a los demas.
No hay que tener temor ni verguenza de marcar limites; no vivirlo con culpa, pues esos limites son los que le permitiran desarrollarse en una sociedad para ser una persona feliz. Solo debemos tener en cuenta que marcar limites no es Imponer sino enseñar en donde estan y por que existen. Pareceria una tarea ardua pero no lo es tanto cuando educamos desde el amor. No pensemos tampoco que al marcar limites los estamos encasillando, ya llegaran en la adolescencia nuevos momentos de ruptura de limites en busca de ser ellos mismos...pero eso ya es otro tema.

Perdon por la intromision
Afectuosamente

Vivi Briongos dijo...

Mirá quién vino! El Flaco!!!

Nena, ponete media pila y actualizá este blog!!!

Marian dijo...

Necesito de tus consejos y experiencia en mi sitio.

Gracias y besosssssssss

Anónimo dijo...

Hola Maria Eugenia, llegué a este blog por intermedio de otros blogs. Lo estuve leyendo y me sentí identificado, tengo una hija de un año y un mes. Hay un punto con respecto a los límites que creo que Flaquito lo describió muy bien. Límites y autoridad son palabras fuertes de las que no tenemos buenos recuerdos (en la Argentina), pero que tengan mala prensa no quiere decir que no haya que ejercerla como padres. Hay que saber cómo y cuándo.
Un nene que crece sin límites es como un jardín que no se cuida, que se lo deja crecer solo.
A mí me cuesta mucho hacerlo, pero creo que ser padres también tiene que ver con eso.

Saludos, Leandro